Autor: Ángel Cabrero Ugarte
Estamos en una época del año en que la mayoría de la gente consigue descansar. Fácilmente se dice en estos casos “un merecido descanso”, y es verdad, lo merecemos, lo necesitamos, nos ayudará a recuperar nuestro trabajo con ganas en cuanto volvamos a la normalidad. Pero quizá hemos pensado más de una vez en que hay formas diversas de descansar.
Para algunos es no hacer nada en un buen rato. Actitud contemplativa. Me tumbo en la playa y descanso. Le Fébure, en su libro nos dice, citando a Ratzinger: “Es a menudo un acto de auténtica humildad y de honestidad constructiva saber pararnos, reconocer nuestros límites, concedernos un tiempo de respiro y de descanso” (p. 21). Auténtica humildad parar un poco. Parar y estar. Con tranquilidad, pendiente de cómo disfrutan los hijos, eso es contemplación.
Es también más fácil tener un buen rato para estar con Dios….
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