Hoy celebramos el acontecimiento más importante de la Historia de la Humanidad, la encarnación de Dios, que se hizo hombre por nosotros, que se anonadó por amor a nosotros. Un Dios que nos busca insistentemente, aunque ni siquiera esté en nuestra voluntad acogerle o aceptarle, aunque supiera que millones de personas iban a darle la espalda, sólo por nos quiere y desea que le sigamos.
Sin embargo, el ruido de esta noche, con la cena, la familia, regalos y demás, hacen muy difícil la contemplación del misterio que hoy celebramos. Te confieso que para mí es casi imposible.
Por eso, esta noche, en algún momento, ya sea cuando nuestros familiares se hayan ido o en el momento en que lleguemos a casa, o quizá antes, mientras esperamos con ilusión a que lleguen nuestros familiares o amigos, tengamos un tiempo para contemplar el acontecimiento.
En silencio,…
Autor: INFOVATICANA
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